sábado, 25 de febrero de 2017

El vecino del segundo C



El vecino del segundo C me resulta tan próximo como desconocido. Aún habiéndole saludado miles de veces a lo largo de estos diez años, sonreído en el rellano, mirado de soslayo dentro del ascensor, conversado sobre las minucias de los que no quieren llegar a ningún tipo de comunicación superior o comentar brevemente algunas anécdotas cotidianas. Aún así ese tipo se me presenta como un ser lejano, desconocido y algo estirado.
No deja de ser curioso que alguien que duerme a menos de tres metros de mí, al que escucho roncar cada noche y al que animo secretamente de vez en cuando en sus noches de buena suerte mientras hace el amor con alguna nueva mujer y con el que me río escuchando sus tremendos pedos matinales sea alguien del que apenas sí conozco su nombre, aprendido un dia en una de las sagradas reuniones de propietarios en el vestíbulo del viejo edificio.

Ramon. Ese es su nombre. Según la vecina del entresuelo trabaja en un importante periódico como documentalista  y corre el rumor (no se por dónde) que le gustan los chicos. Pero yo sé que no. Le van las chicas y además gritonas. Por lo que he podido controlar tanto se tira a extrangeras como locales aunque su noche más  frenética la pasó con una latina -mi imaginación salida dice que exuberante- que gritó toda la noche con tanta fuerza que me parecía sentirla en mi cama. Creo que aquél día Ramón terminó exhausto aunque cumpliendo como un verdadero atleta.

A Ramón le va el fútbol. Suelo escuchar sus gritos y rugidos solitarios a cada gol del Barça. También le pone la música: Pearl Jam y música jazz antigua resuenan con fuerza muchos sábados por la mañana. En eso compartimos gustos.

Se trata de un tipo normal aunque le tengo algo de envidia: complexión atlética, alto, diría que muy atractivo, elegante y amable. Un soltero de los de buen ver, pese a su cuarentena (supongo) bien llevada.   Sin aparentes angustias económicas lleva siempre ropa cara y tiene una moto espectacular con la que cada dia va y viene del trabajo.
Muy de vez en cuando escucho reuniones de amigos en el salón que terminan a altas horas de la madrugada.

El año pasado lo encontré un día en el rellano andando con dificultades apoyado en muletas. Me contó que se había lastimado la rodilla esquiando y me ofrecí a hacerle alguna compra o favores que necesitara. Agradecido, rehusó la ayuda comentándome que su hermano pequeño estaría en casa con él por un tiempo. A partir de aquél momento noté mayor efusividad  y alegría en nuestros encuentros.

Ramon compra en la tienda ecológica de la calle de arriba por lo que deduzco que debe cuidar bastante su alimentación. También lo he visto entrando más de una vez en la herboristería y en la tienda de productos de higiene. En esta última coincidimos hará unos quince días y observé que en su cesta llevaba crema depilatoria masculina, cera para el cabello y otros productos.

Se que se trata de un tipo catalanista por su estelada colgada en el balcón. También intuyo su orientación progresista por su entusiasmo en las caceroladas vecinales de protesta y por el libro de Escohotado que un día le vi bajo el brazo.

En verano acostumbra a estar ausente aunque el año pasado estuvo en casa todo el período vacacional acompañado de una pareja norteamericana. Según ellos mismos me contaron en el ascensor eran viejos conocidos del màster en Chicago.

Ramon se presenta amable y respetuoso con todo el mundo. Sólo le he escuchado exabruptos y malos modos hablando por teléfono con su padre y con un tal Josep. En tales conversaciones escucho a Ramon vociferar y desesperarse. A menudo le espeta a su padre que no le consiente que intente controlar su vida y que ya es mayorcito. Sin embargo dichas conversaciones parece que terminan amorosamente.

Ramon anota minuciosamente y con buena letra el consumo de gas y electricidad, siempre en color rojo. Me pregunto si siempre lleva encima un bolígrafo de dicho color.

Los últimos años unas canas incipientes le han aparecido por encima de las orejas y en la barba de pocos dias que lleva siempre perfectamente recortada. Le dan un aire maduro que creo que las mujeres deben encontrar irresistibles.

En las reuniones de vecinos nunca se muestra inquieto, inclusíve en aquellas con mayor tensión y enfrentamientos. Ciertamente se dedica a mediar entre las posiciones y con un tono relajado y amistoso consigue que los bandos enfrentados se relajen y consigan consensuar argumentos. Su exposición sencilla, clara y directa así como sus extraordinarios modales y uso respetuoso del lenguaje junto a una clara maestría en la oratoria y la comunicación no verbal provoca que las personas mayores de la finca le den la razón sistemáticamente y que las más jóvenes no encuentren mejor explicación. Ramon acostumbra a hablar al final de la reunión resumiendo lo dicho, acercando posiciones enfrentadas y supongo que también enarbolando sutilmente su punto de vista personal sobre la cuestión. El presidente, Antonio -un fontanero retirado- va asintiendo con la cabeza la exposición de argumentos de Ramon y a menudo el cierre por su parte no es mas que una repetición de lo que expuso el vecino del segundo C.

Que Ramon se me antoje como un ser lejano no deja de ser curioso. Desde mi ofrecimiento de ayuda en su período de convalecencia noto que se me aproxima con creciente animosidad. Inclusive la semana pasada me invitó a su casa a ver el partido de Champions sabedor él de mi afición futbolera , invitación que decliné amablemente puesto que ya había quedado con mis amigos de siempre en casa de Sergio.  Sin embargo cabe decir que estuve a punto de presentarme en casa de Ramon con unas cervezas aceptando el convite. De echo nunca estuve en su casa y a menudo juego a imaginar como debe ser la decoración y el estilo general. Por su clase y buena pinta intuyo que su hogar será acogedor y moderno, con pocas concesiones a experimentaciones estéticas y con un despacho bien nutrido de libros tanto técnicos de su profesión como de literatura.

Que Ramon siga pareciéndome un desconocido tras diez años de vecindad dice mucho de la sociedad en que vivimos y bien poco de mis habilidades relacionales para con el vecindario. Sin embargo y tras meditar sobre ello tal vez yo conozca a Ramón bastante más que muchas de las mujeres que pasan por su lecho o que algunos de sus amigos y familiares. Este hecho me conmueve y me lleva a pensar que tal vez él sabe más de mí y mis hábitos cotidianos que muchos de mis seres más allegados. Tal vez, llegados a este punto, sea buena idea proponerle una invitación inesperada para ver un partido especial que den en abierto. Tal vez la final de copa pueda ser la oportunidad.
A decir verdad debo reconocer que mis días acontecen solitarios al llegar a casa y tener a un amigo que vive en el mismo edificio seria una gran notícia.

Me pregunto qué debe pensar él de mi y fantaseo con ello: "mi vecino del 2o a? Pues parece un chico majo y amable. Se me ofreció cuando estaba enyesado a hacer compras y desde ese momento no dudé en tener mayor relación con él. Sin embargo parece algo solitario. Nunca le vi en compañía femenina por lo que o bien debe ser gay o bien no se come un rosco. No es que sea feo pero sí que anda algo descuidado; esa especie de estilo semi hippioso de los que se las quieren dar de progres con ropa de mercadillo y camisas mao pero se gastan 200 euros en unas botas de montañismo.
No tengo idea de a qué se dedica pero si tuviera que decantarme por algo diría que es psicólogo, tal vez periodista o librero. Cierto! A menudo lo veo con un libro bajo el brazo! Recuerdo cuando se le cayó en el ascensor un pesado volumen de "Guerra y Paz"!
Por lo demás no me parece un tipo especialmente divertido. Callado. Tímido. Con buena educación y silencioso ... A excepción de los terribles ronquidos que a menudo me despiertan asustado.

Me parece un hombre algo aburrido pero con tintes de misterioso. Me pregunto qué deben contener los extraños paquetes embalados en negro que recibe tan a menudo. Mas de una vez he pensado que debe tratarse de juguetes sexuales que compra por internet. El tio debe disponer de todo un arsenal! Y de qué tipo serán?... Masturbadores masculinos de todo tipo?, muñecas hinchables?, mecanismos anales?, tal vez se disfraza de mujer en su intimidad?... Que cachondo! Me encantaría ir un dia a su casa para husmear disimuladamente. Tal vez mi vecino tan modosito sea toda una bestia sexual onanista. Me pregunto si un dia de estos me devolverá la invitación para ver el fútbol que le ofrecí".

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